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lunes, 7 de enero de 2013

LA Times - Nueva crítica para On The Road, por Kenneth Turan



Hay tantas visiones de "On the Road," , el himno vívido del novelista Jack Kerouac al romance de la juventud libre y alcanzar la experiencia como lectores hay. Es un libro tan influenciador aún, tan personal, que cada generación que lo ha heredado ha sido exitosa desde que su publicación en 1957 y simplemente dicho, como lo hace uno de sus protagonistas, "Oh, si, oh si, esa es la manera en que funciona".

El director Walter Salles ha sido uno de los entusiastas desde que era un chico de 18 años que crecía en Brasil bajo una dictadura militar opresiva. Mejor conocido por transferir "The Motorcycle Diaries" del Che Guevara en una película, Salles ha hecho con amor una versión artesanal y poética, sensible, dolorosamente romántica del libro de Kerouac que captura la efervescencia de la existencia de sus personajes y la pureza de sus hambrientas rebeliones por la esencia de la vida.



La versión de Salles, finamente escrita por Jose Riversa, quien también escribió el guión de "Diaries", es más que un tributo a la gente que se han convertido en leyenda. Es una recreación de las aventuras del alter ego de Kerouac Sal Paradise, su mejor amigo e inspiración Dean Moriarty (basado en el legendario Neal Cassady, que continuó conduciendo el Magic Bus para Ken Kesey) y la mujer de Moriarty Marylou, que usa a jóvenes estrellas como Sam Riley, Garret Hedlund y Kristen Stewart para enseñar cómo permanece eternamente ese anhelo.

El atractivo del legado de Kerouac como avatar de la Generación Beat es tan fuerte que un gran número de otros actores prominentes, incluyendo a Kirsten Dunst, Amy Adams, Terrence Howard, Steve Buscemi y Viggo Mortensen, firmaron por lo que son esencialmente papeles secundarios, en parte porque el libro significa muchísimo para ellos.


Otro jugador principal en el éxito de "On The Road" es la cinematografía lírica, rica en vistas de la belleza casual de los paisajes abiertos grabados en todo tipo de tiempos, del director francés de fotografía Eric Gautier, otro veterano de "Motorcycle Diaries".



Mucho más que sólo grabar la escena, Gautier grabó la película entera de una manera suelta, fluida, casi improvisada, un estilo visual que hace eco, con buenas razones, del sentimiento de ir sobre la marcha de otra revolución que los Beats influenciaron, la New Wave Francesa.

Como un luchador en una dieta, "On The Road" ha sido recortada casi un cuarto de hora de la versión que se estrenó este año en Cannes. La nueva edición también abre en un lugar diferente, con el primer vistado de la película del inciador de sueños y activador de fantasias, el personaje modelado en el hombre Allen Ginsberg, llamado 'el ladrón Adonis de coches de Denver', con su cabeza llena de filosofía: Deam Moriarty.


El año es 1947, y Moriarty (Hedlund) es presentado moviendo coches alrededor de un parking la ciudad de Nueva York, con un impulso que revela el nivel de habilidades al volante que le ayudaron a robar 500 coches en su juventud. Él previamente habia pasado, nos han contado, una tercera parte de su juventud en las salas de billar, una tercera parte en la cárcel, y una tercera parte en la librería pública, acumulando obsesivamente conocimientos.



La manifestación física de la fuerza de la vida, que Moriarty probó irresistible a los tipos creativos en potencia que él conoce en Nueva York. Estos incluyen a Sal Paradise (Riley, la estrella de "Control"), un auto-descrito como "un joven escritor intentando prosperar", y Carlo Marx (Tom Sturridge), un aspirante a poeta y miembro más joven basado en Ginsberg.


Moriarty no ha ido sólo a Nueva York sino con Marylou, su esposa, una cría de 16 años, persuasivamente interpretada por Stewart (escogida por Salles después de su actuación en "Into The Wild") que se ha lanzado a sí misma al papel con excelentes resultados.



Si hay una actuación que rompe en "On The Road", sin embargo, es la de Hedlund. Previamente más conocido por protagonizar "Tron: Legacy", Hedlund aprista todas las notas correctas en el difícil papel de ser todas las cosas para todo el mundo.


Desde el momento que él aparece abriendo la puerta de su apartamento completamente desnudo, Hedlund proyecta la ún intensa intimidad de su presencia masculina que llevó a todo el mundo a estar en llamas. No era sólo el magnetismo sexual que transmitía, es la cualidad de la que Ginsberg se dio cuenta en Neal Cassady: "Su total generosidad de corazón era abrumadora".


Aún viviendo con su madre, Paradise el observador es aarastrado rapidamente por alguien con un don formidable para la acción, y los dos hombres jóvenes inmediatamente crean un vñinculo por las historias de sus irresponsables padres y una intoxicación común con la idea de la camaraderia en la carretera.



"Las únicas personas para mí son los locos", dice Paradise en uno de los pasajes del libro (y de la película) más celebrado. "Los únicos que están locos por vivir, locos por hablar, locos por ser salvados, deseosos de todo al mismo tiempo, los únicos que nunca bostezan o dicen algo corriente, pero queman, queman, queman como velas romanas a través de la noche".

Caracterizado por la naturaleza como el libro, "On The Road" permanece con Paradise mientras el hace ping-pong a través del pais, acumulando experiencias que graba minuciosamente en una serie de libretas. Algunas veces él mismo, otras veces está con Moriarty, que pronto divide su atención sexual entre Marylou, la nueva mujer de su vida Camille (Dunst) e incluso Carlo Marx.


Uno de los sellos distintivos de la perpectiva de Salles y Rivera es que incluso aunque estos personajes pueden ser descuidados en búsqueda de sus placeres, puede que incluso a través del sexo o las drogas, la película nunca pierde de vista lo jóvenes que todos son, y por implicación, lo inocentes que son. Cuánto tiempo pueden vivir en "el borde de la cordura y experimentar", antes de que se avecine el final de la carretera es la pregunta que todo el mundo quiere evitar pero, finalmente, nadie puede.

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MPAA rating: R, por contenido sexual fuerte, uso de drogas y el lenguaje.

Tiempo de duración: 2 horas, 5 minutos

Traducción LaSagaRobsten
There are as many visions of "On the Road," novelist Jack Kerouac's vivid anthem to the romance of youthful freedom and the getting of experience as there are readers. It's a book so influential yet so personal that each succeeding generation since its 1957 publication has picked it up and simply said, as one of its protagonists does, "Oh yes, oh yes, that's the way it goes."
Director Walter Salles has been one of those enthusiasts since he was an 18-year-old growing up in Brazil under a stifling military dictatorship. Best known for transferring Che Guevara's "The Motorcycle Diaries" to film, Salles has lovingly crafted a poetic, sensitive, achingly romantic version of the Kerouac book that captures the evanescence of its characters' existence and the purity of their rebellious hunger for the essence of life.
Salles' version, finely written by Jose Rivera, who also wrote the "Diaries" script, is more than a tribute to people who have passed into legend. Its re-creation of the adventures of Kerouac alter ego Sal Paradise, his best friend and inspiration Dean Moriarty (based on the legendary Neal Cassady, who went on to drive the Magic Bus for Ken Kesey) and Moriarty's wife Marylou uses youthful stars like Sam Riley,Garrett Hedlund and Kristen Stewart to show how eternal that yearning remains.
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The lure of Kerouac's legacy as Beat Generation avatar is so strong that any number of other prominent actors, includingKirsten DunstAmy Adams, Terrence Howard, Steve Buscemi and Viggo Mortensen, signed on for what are essentially supporting roles in part because the book means so much to them.
A major player in the success of "On the Road" is the lyric cinematography, rich in views of the casual beauty of wide-open landscapes shot in all kinds of weather, of French director of photography Eric Gautier, another "Motorcycle Diaries" veteran.
More than just recording scenery, Gautier shot the entire film in a loose, fluid, almost improvisational manner, a visual style that echoes, with good reason, the off-the-cuff feeling of another revolution the Beats influenced, the French New Wave.
Like a fighter on a diet, "On the Road" has been trimmed by about a quarter of an hour from the version that premiered this year at Cannes. The new edition also opens in a different place, with the movie's first glimpse of the igniter of dreams and enabler of fantasies, the character modeled on the manAllen Ginsberg called "the car thief 'Adonis of Denver,' with his head full of philosophy": Dean Moriarty.
The year is 1947, and Moriarty (Hedlund) is introduced moving cars around a New York City parking lot with an élan that reveals a level of driving skill that helped him steal 500 cars as a youth. He'd previously spent, we're told, a third of his young life in pool halls, a third in jail, and a third in the public library, obsessively accumulating knowledge.
The physical manifestation of the life force, Moriarty proved irresistible to the would-be creative types he meets in New York. These include Sal Paradise (Riley, the star of "Control"), a self-described "young writer trying to take off," and Carlo Marx (Tom Sturridge), an aspiring poet and fellow baby hipster based on Ginsberg.
Moriarty has not come to New York alone but with Marylou, his 16-year-old child bride, persuasively played by Stewart (cast by Salles after her performance in "Into the Wild") who has thrown herself into her role with excellent results.
If there is a breakout performance in "On the Road," however, it is Hedlund. Previously best known for starring in "Tron: Legacy," Hedlund hits all the right notes in the difficult role of being all things to all people.
From the moment he appears opening the door to his apartment completely naked, Hedlund projects the intimate yet intensely masculine presence that drew everyone like a flame. It wasn't just sexual magnetism that's being conveyed, it's the quality that Ginsberg noticed in Neal Cassady: "His total generosity of heart was overwhelming."
Still living with his mother, Paradise the observer is drawn immediately to someone with a formidable will to action, and the two young men immediately bond over stories of their feckless fathers and a joint intoxication with the idea of the camaraderie of the road.
"The only people for me are the mad ones," Paradise says in one of the book's (and the film's) most celebrated passages. "The ones who are mad to live, mad to talk, mad to be saved, desirous of everything at the same time, the ones that never yawn or say a commonplace thing, but burn, burn, burn like Roman candles across the night."
Episodic by nature like the book, "On the Road" stays with Paradise as he ping-pongs around the country, gathering experiences he painstakingly records in a series of notebooks. Sometimes he's by himself, sometimes he's with Moriarty, who is soon dividing his sexual attention among Marylou, the new woman in his life Camille (Dunst) and even Carlo Marx.
One of the hallmarks of Salles and Rivera's perspective is that even though these characters can be heedless in search of their pleasures, whether it be through sex or drugs, the film never loses sight of how young everyone is, and by implication, how innocent. How long they can live on "the edge of sanity and experience" before a reckoning looms down the road is the question everyone wants to avoid but, finally, no one can.
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MPAA rating: R, for strong sexual content, drug use and language
Running time: 2 hours, 5 minutes
Playing: At the Landmark Theater, West L.A., and ArcLight, Hollywood

Por Kenneth Turan, Los Angeles Times Film Critic

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